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Los nuevos buscadores inteligentes que prometen revolucionar la Web

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Llegan al resultado en Internet analizando el significado de la palabra en su contexto.


Para operar en los buscadores convencionales, hay que reemplazar la sintaxis habitual por una combinación de palabras clave. Además de ser un método poco preciso, para cosechar resultados hay que revisar cientos de páginas. Con el avance de los buscadores inteligentes o semánticos, el paradigma actual podría cambiar definitivamente.
Con un ojo puesto en el telescopio del futuro, los buscadores semánticos emplean un algoritmo que brinda resultados en función del significado de la palabra en su contexto. Lo que implica que uno podrá realizar una pregunta y obtener sólo aquello que fue a buscar: una respuesta.
Muchos de estos buscadores son prototipos que luchan por convertirse en el referente de los rastreos. Y si bien arrojan resultados en español, su fuerte es el inglés. Por ahora están lejos de reemplazar a los tradicionales, pero se los puede usar de modo complementario.
Para no quedar rezagados, los motores tradicionales (Google, Yahoo!, Bing, Ask) van introduciendo aspectos semánticos a su núcleo. Mediante la adquisición de los algoritmos de otra orientación, fueron adaptando su tecnología para devolver resultados mucho más selectos. En la actualidad, en Google se efectúan el 91% de las búsquedas globales, según datos de NetMarketShare. Más allá de la potencia y la eficacia para surcar la red, muchos le reprochan que sólo devuelve una lista de enlaces clasificados estadísticamente.
Entre los semánticos más prestigiosos está Wolfram Alpha (www.wolframalpha.com ), que tras el lanzamiento de su aplicación para móviles y tabletas de Apple o con Android, en estos días anunció una versión paga, con mayor velocidad y despliegue en las reseñas.
Para suministrar las réplicas, en lugar de escrutar los millones de páginas que componen la red, analiza su propia base de datos.
Por estos días comenzó a sonar el nombre de Volunia (www.volunia.com ). Este buscador social fue desarrollado por Massimo Marchiori, profesor de la Universidad de Padua, que fue el matemático italiano que contribuyó al desarrollo del algoritmo de Google. Cuando dos personas se cruzan en su búsqueda, les permite interactuar en tiempo real por medio de un chat. Opera en versión beta y solo se puede acceder por invitación.
El Kngine ( http://kngine.com ), es un motor semántico que responde a la Web 3.0. Su mérito es intentar comprender la pregunta realizada y tratar de llegar a la mejor información o respuesta. Esto lo consigue al descubrir las relaciones entre las palabras, vinculando datos que se encuentran juntos y trata de ofrecer un conjunto unificado de información relacionada. Su base de datos maneja más de 8 millones de conceptos.
Entre los precursores está Hakia ( www.hakia.com ) que, como explican sus creadores, debe ser capaz de reconocer variaciones morfológicas (tiempo verbal, género y número) y diferenciar sinónimos y conceptos para determinar cuál es la información relevante. Y además de localizar la página o el documento más relevante, resaltar el párrafo más importante.
El MnemoMap ( www.mnemo.org ) lleva más de 6 años en carrera. Permite afinar las búsquedas en forma interactiva, presentando parámetros de búsqueda alternativos o adicionales que conducen a resultados realmente útiles que se despliegan en cadena.
El proyecto Cluuz ( www.cluuz.com ) es capaz de comprender las relaciones entre la gente, los conceptos, los lugares y cualquier otro elemento. Además, extrae los elementos significativos y los muestra en forma de gráfico.

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