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POLITICA

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EL DÍA DESPUÉS

Luis Majul: más de lo peor de lo mismo…

En su columna de La Nación, Majul pone de manifiesto la frustración y el fastidio que le produce la voluntad popular, al tiempo que habla de sí mismo cuando dice que se viene “más de lo peor de lo mismo”.




Decepcionados… Nerviosos… Frustrados… Quizá desesperados… Así se los ve, oye y lee a la gran mayoría de los columnistas de los multimedios que por estas horas son incapaces de rasgarse públicamente las vestiduras en tanto ideólogos de la oposición, pero pretenden diseccionar sin anestesia a esos candidatos opositores que, en general, no hicieron más que acatar las ideas que diariamente elucubraban y luego difundían por canales de TV, radios y diarios.

Uno en especial, quizá el de menor catadura teórica e ideológica pero seguramente –debe reconocérselo- uno de los más empecinados y sistemáticos detractores del kirchnerismo, Luis Majul, es el que aparece hoy lunes, con los arrasadores resultados electorales a la vista, como el más indignado con este pueblo que ayer domingo no ha hecho otra cosa, al parecer, que entregarle el poder político nacional al demonio…

Majul titula innecesariamente su columna de La Nación: “¿Más de lo mejor o más de lo peor?” Innecesariamente porque aunque quiera aparecer como ecuánime, quien quiera que sepa algo de él sabrá de entrada cuál es la respuesta.

Primero expresa sus deseos casi inconfesables: “Ahora la gran pregunta es hasta dónde aguantará la economía para sostener, durante los próximos dos años, semejante nivel de adhesión. Y cuán exitoso será el nuevo intento por neutralizar a los medios y los periodistas que piensen distinto y se atrevan a manifestarlo”.

Luego, va a la respuesta concreta al título de su columna: “Si uno revisa la historia política de El y Ella y da por sentado que no habrá una crisis como la de 2001 durante los próximos dos años, se puede plantear la siguiente hipótesis: lo que viene no será más de lo mismo; será más de lo peor de lo mismo. Hegemonía. Más soberbia. Más prepotencia. Más intolerancia. Más acumulación de poder con mucha caja para convencer a los dubitativos”.

“Lo peor de lo mismo…”, aventura Luis sin saber que, en realidad, habla de sí mismo y de los escribas multimediáticos cuya adhesión popular –si alguna vez la tuvieron- se desploma como la de Lilita Carrió.

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