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Desde hace 13 años que la Provincia no construye viviendas






Desde 1999 los sucesivos gobiernos provinciales se esmeraron por hacer desaparecer el original y genuino sistema de construcción de viviendas populares de Esfuerzo Propio y Ayuda Mutua. Originalmente bautizado como el Proyecto Aicové Porá, luego pasó a denominarse EPAM, cuando en 1994 se adoptó como solución habitacional para familias de escasos recursos que no podían acceder al techo propio, por no contar con ingresos suficientes para pagar las de Demanda Libre del FONAVI.

Con fondos del INVICO y el apoyo de créditos del BID, se construyeron en todos los barrios marginales de la provincia. Un promedio anual de 5.377 casas se hicieron en tan sólo 4 años, contra 1.552 de los 10 años anteriores. En cuatro años se hicieron 25 mil casas en total. Los gobiernos de la Coalición, las Intervenciones Federales, y los gobiernos radicales lo desecharon abiertamente, y desarticularon durante todos estos años a los equipos técnicos, iniciando una feróz persecución interna en el INVICO contra quienes estuvieron al frente de la modalidad.

Es así que se perdió la esencia del trabajo solidario, y se priorizó beneficiar a las empresas constructoras antes que a los verdaderos destinatarios: la gente. Se desarticuló el programa social EPAM y se dio su construcción a empresas amigas del gobierno de turno.

Al mejor estilo conservador, hasta el justicialismo adoptó esa idea, y dejó al margen de la inclusión a miles de correntinos que vieron esfumadas sus esperanzas del techo propio.

Las EPAM, solución para miles de correntinos

En 1994 se puso especial énfasis en que la vivienda digna era prioridad en la política social que se ponía en marcha, con la erradicación de las villas de emergencia, lo cual era algo impostergable, al igual que con los asentamientos, que podían ser ordenados sin costosas improvisaciones.

EL INVICO no estaba actualizado a los nuevos tiempos de la demanda habitacional del país. En Corrientes entonces se inició un proceso único de atención de la problemática con sentido social, prioritariamente.

La política habitacional estaba dirigida especialmente a la gente de menores recursos, para ello se potenciaron las estructuras del EPAM, además de los tradicionales en marcha.

En mayo de 1994 estaban en construcción 390 viviendas EPAM, y se reactivaron los planes de viviendas rurales de Mercedes, Villa Olivari y Palmar Grande.

Ello permitió reactivar la industria ladrillera de pequeños obrajes, a los que se les adquirió 100 mil ladrillos en tan solo un año.

En los primeros meses ya se habían terminado 380 casas, y en seis meses se iniciaron 1.200 nuevas, además de las 4.300 en marcha por otros sistemas constructivos.

Se puso en marcha el proyecto de 15 mil casas con fondos de la SUPCE, que dieron un notable impulso a la vivienda popular.

El Plan EPAM, un verdadero motivo de orgullo para la Provincia, fue premiado inclusive en La Feria Internacional de la Vivienda en Cuba, y su equipo técnico reconocido a nivel mundial.

Se logró disminuir así el costo unitario de la construcción, ya que en ese rubro en gobiernos anteriores lo que costaba 36 mil pesos promedio, descendió a 17.700 pesos por unidad, lo que permitió construir más casas de mejor calidad que era sorteadas en actos públicos ante los interesados.

En 1996 se estaban construyendo 6.598 viviendas, 48 equipamientos y 16 obras de infraestructura en toda la provincia.

Las viviendas construidas en esa época hoy están a la vista, y ya han quedado pequeñas para el crecimiento demográfico de estos últimos 15 años: en los barrios Caridi, Galván, Pío X, Quintana, Serantes, Cichero, Pujol, Quinta Ferré, Colombia Granaderos, San Antonio, Esperanza, Sol de Mayo, Virgen de los Dolores, y otros en al Capital, son solo una parte de lo que se construyó en ese tiempo.

Familias enteras reunidas en consorcios, hacían sus propias casas, urbanizándose sus villas miseria, dotándolas de infraestructura, agua y luz, participando todos sus integrantes, ladrillo por ladrillo, y generando un vinculo comunitario único en su tipo.

En ese tiempo se requería residir en asentamientos informales, con viviendas de características precarias, tipo rancho o similar.

Las familias en general sólo tenían ingresos por trabajos informales, changas, o de actividades de poca remuneración, por ejemplo empleadas domésticas, albañil no calificado por cuenta propia, changarines de la construcción y de servicios.

De existir un terreno libre de ocupantes y transferido o adquirido por el IN.VI.CO se tomaba un padrón de inscriptos con el perfil socio-económico , priorizando situaciones de discapacidad o de alta problemática social
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Las EPAM hoy siguen siendo la deuda de los gobiernos de los últimos 13 años. Deuda social que les estalló en las manos a quienes la generaron. Mucho más grande que la que se generó con fondos del BID y solucionó a toda una generación de la década del 90 el problema del techo propio.

Esta deuda, la que ahora explota, no se puede pagar sino con un alto costo político. Justicialistas y radicales, conservadores ambos en acción de gobierno aunque se llenen la boca de ser progresistas, deberán pagar con su propia sangría electoral, tanta falta de atención social.

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